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EL VUELO DEL MANTÓN
VUELO DE LIBERTAD

“El vuelo del mantón” es una serie dedicada a Sevilla, ciudad de esperanza y alegría, tan llena siempre de vida y, durante un tiempo, enmudecida por las circunstancias.


No se abrió, entonces, el arcón de abalorios donde hibernan mantones, flores y peinetas que, impacientes, esperan las manos ansiosas que vienen todos los años a por ellos. Pero este año nadie acude. Dentro hay un mantón especial, valiente y atrevido, que decide no esperar y salir a Sevilla en busca de su dueña. En la Calle Vida unas palomas levantan el vuelo asustadas. El mantón vuela confiado en busca de los hombros ausentes. Surca la ciudad, encontrando a su paso vacío y silencio. Sevilla está desierta. De la Plaza de Doña Elvira vuela hacia un bar. Al menos allí alguien habrá. Nadie, el mismo vacío, el mismo silencio que se extiende por toda la capital. ¿Qué ocurre en Sevilla? ¿Dónde está su gente? 

 

El mantón vuela y vuela, deseando oír el eco lejano de las guitarras y de los cantes en las carpas, pero sólo escucha el leve susurro de sus flecos al viento. Aletea hacia la Giralda tan acompañada siempre. ¡Nadie esta vez! Se acerca hacia la Plaza de la Maestranza y no oye pasodobles ni clamores. Entra por la Puerta del Príncipe, sobrevuela el ruedo, el callejón y las gradas. ¡Nadie! ¿Dónde están los valientes? ¿Dónde los aplausos y los pañuelos blancos del público entregado? 

 

Desolado, sale de la plaza camino del Real Alcázar. Recorre el Palacio, sus salones, patios y jardines. ¡Nadie! Desde el Alcázar, perdiendo fuerzas y esperanza, vuela en un último intento a la calle Judería. Al entrar en un solitario Patio de Banderas con la Giralda que asoma, queda fascinado y detiene en seco su trayecto. Llama al número doce, quizá haya alguien en casa… Nadie, sólo el silencio lo recibe. 

 

En un último aliento se acerca a los naranjos. Al menos el azahar, esencia de Sevilla, le recordará la alegría desaparecida que tanto añora. Allí, agotado, se posa en el suelo. Inmóvil, espera el despertar de la ciudad. Sabe que pronto unas manos amigas lo vendrán a buscar.

Esta serie fue realizada en Sevilla a principios de 2021, cuando aún seguíamos con restricciones por el confinamiento.

Estas fotografías no son una denuncia a la situación que vivimos en 2020. Son, por un lado, una oda a la belleza de la ciudad y sus gentes; por otro lado, una apología de la mujer y la lucha por su libertad.

Detrás de la cámara, mirando el mantón volar, veo en él mucho más. Veo a la mujer, veo la lucha, la valentía, la pasión, la adaptación, veo un símbolo de libertad.

El mantón, imagen de la más pura feminidad, parece reivindicar una libertad aún hoy anhelada por tantas mujeres. Sus sinuosos movimientos evocan una sensualidad de la que parece jactarse orgulloso, sin temor a juicos u opresión. Un vuelo armonioso y etéreo, como si de la más bella de las mujeres se tratase. Un vuelo aparentemente desamparado y vulnerable, pero que, como la más valiente de las mujeres, seguirá luchando siempre por su libertad.

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