Entre el 7 y el 10 de enero de 2021 llegó Filomena a Madrid, la tormenta de nieve más fuerte de los últimos 50 años.

 

El sábado 9 de enero, en plena tormenta, salí de casa antes del amanecer con el objetivo de fotografiar todos los lugares emblemáticos de la ciudad bajo el manto blanco de la nieve. Sabía que era un momento histórico que no sabía si iba a volver a repetirse. Al salir de casa la ventisca era tan fuerte que casi me doy la vuelta, sobre todo porque me daba miedo estropear mi cámara de fotos (la llevaba protegida solo con plástico). Anduve toda la mañana retratando una ciudad blanca y casi vacía, una visión única que nunca me había podido ni imaginar. Era como estar en un cuento. Eso es lo que he intentado transmitir con mis fotografías, esa sensación de andar por un mundo mágico e irreal. 

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Por la tarde, después de cargar baterías y fuerzas, retraté otro Madrid, en línea con la magia de por la mañana, pero esta vez un Madrid blanco lleno de transeúntes curiosos y divertidos, niños con sus trineos, esquiadores y muñecos de nieve.

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Anduve casi 20 kms ese día, por la nieve y cargada con la mochila con el equipo. Todo el cansancio y el frío merecieron la pena. Solo en 1971 y en 1904 se registraron nevadas similares en Madrid. No sé si volveré a vivir una, pero esta ya está en mi archivo y en mi retina. Filomena fue un regalo del cielo, en ambos sentidos.